Las organizaciones con impacto y el juego infinito
A raíz de las conversaciones que estamos teniendo tanto en el trabajo como en el máster, me está reavivando el interés por la innovación de impacto y las organizaciones sociales. Ya en 2015, quise enfocar el proyecto de fin de grado en esta materia y tuve la oportunidad de profundizar en el ámbito y conocer el ecosistema en la Fundación Kutxa. Hoy, sigo teniéndolo muy presente en mi día a día y busco activamente acercarme cada vez más a este ámbito en la mayoría de aspectos de mi vida.
Las organizaciones sociales actúan buscando un modelo de negocio que funcione, pero éste no es su principal objetivo sino un medio para alcanzar un impacto social. Son iniciativas que trabajan para conseguir un mundo más justo y sostenible. Sus fundadores, los emprendedores sociales, se definen por su obsesión y finalidad última de responder a los retos de la sociedad ofreciendo soluciones, ya sean a través de nuevas tecnologías, productos o servicios… Por ello, la empresa social siempre se debe enmarcar en un contexto de desarrollo económico, medioambiental y social.
Para poder entender la trascendencia de la labor de estas iniciativas, es necesario medir y visualizar el impacto que tienen, ya que es una de las claves para poder desarrollar todo su potencial. No se trata sólo de medir el número de personas que se benefician de la solución, sino de evaluar también los beneficios sociales que se generan durante el proceso y en toda la cadena de valor.
Innovar socialmente supone aportar un beneficio a una comunidad y, por tanto, es necesario que entendamos todo lo que ocurre en el proceso de la solución. Desde la concepción hasta la implementación.
Una buena forma de entender el impacto holístico de estas iniciativas es preguntándonos¿Qué pasaría si esta solución no hubiese existido?, ¿cómo cambiaría la vida de las personas que se benefician de esta iniciativa?
Michael Porter, uno de los padres de la estrategia empresarial, lo explica así: “El valor compartido consiste en alinear el éxito de su empresa con el éxito de su comunidad, mediante el reconocimiento de que tiene una responsabilidad -y una oportunidad económica- de mejorar el entorno empresarial y la salud de la comunidad”.
No es fácil cuantificar el impacto y estimar la contribución que hacen todos los productos y servicios de una organización que innova socialmente. Ya que puede llegar a tener diversas dimensiones y aplicar a muchos aspectos a la vez. Pero desde hace unos años tenemos un marco global compartido al que podemos vincular nuestras iniciativas para entender la orientación de las mismas hacia el impacto que queremos conseguir: los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU.
Los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) se adoptaron en 2015 como parte de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible. Consisten en 17 objetivos que el mundo debe alcanzar colectivamente para 2030 con el fin de acabar con la pobreza, proteger el planeta y mejorar la vida de todos en cualquier lugar.
Cada vez hay más evidencias de que las organizaciones orientadas al impacto y que vinculan su estrategia a los ODS y a la sostenibilidad pueden acelerar su transformación, jugando un papel más relevante en nuestra sociedad y manteniendo la competitividad en el largo plazo. O por lo contrario, dejar de serlo. Por ejemplo, a nivel de país esta gráfica indica la alta correlación entre la competitividad y el grado de adopción de políticas de cumplimiento con los ODS.

Además, estamos viendo que las inversiones también están empezando a exigir criterios de sostenibilidad en las organizaciones a las que destinan los fondos. Larry Fink CEO de Blackrock dice en su última carta que “Todas las empresas y todos los sectores se verán transformados por la transición a un mundo de emisiones netas cero. La pregunta es: ¿vas a liderar o vas a ser liderado?”
Según su opinión, los próximos 1.000 unicornios no serán motores de búsqueda o empresas de redes sociales, sino innovadores sostenibles y escalables, startups que ayuden al mundo a descarbonizar y a hacer que la transición energética sea asequible para todos los consumidores. Además, estamos en un contexto histórico único, ya que la cantidad de inversión disponible actual no tiene precedentes. Este capital está continuamente en búsqueda de nuevas oportunidades, por lo que las organizaciones que quieran aspirar a ello, deben tener claro cuál es su camino y visión para tener éxito en una economía neta cero en emisiones.

La sociedad en general — desde accionistas a empleados, pero también los clientes, comunidades y reguladores — empieza a esperar que sean las compañías quienes jueguen un rol principal y contribuyan a la descarbonización de la economía global. Pocas cosas afectarán tanto a las decisiones de inversión del capital como la manera en que las organizaciones aborden sus planes de sostenibilidad y transformación social en los próximos años.
Por lo que, si entendemos que esto es relevante, la sostenibilidad ya no debería depender únicamente de una dirección o equipo independiente dentro de la organización. Así como la transformación es una materia que debe ser transversal y necesita un liderazgo claro, la sostenibilidad requiere de lo mismo. Al final, la transformación y la sostenibilidad conviven y necesitan del otro para su éxito. Vemos a su vez más CEOs que están centrando su atención en esta materia y se están convirtiendo en auténticos líderes de la sociedad. Toman el compromiso hacia el planeta como propio y alinean los incentivos de la organización para poder movilizarse hacia su consecución,
En este contexto también surgen nuevos movimientos que promueven estas buenas prácticas, como el movimiento B Corp. Que ya es una plataforma con más de 4500 organizaciones en todo el mundo comprometidas con generar un impacto social positivo con su actividad. Estas organizaciones se comprometen, certifican y auditan con unos criterios muy exigentes de forma proactiva para poder ser parte de esta comunidad global de gente que hace las cosas bien.
Pero, ¿y cómo podemos empezar a dar nuestros primeros pasos en estos aspectos?
Una de las formas para pensar y medir este impacto puede ser el planteado por la teoría del cambio, ya que nos permite crear un marco general para empezar a aterrizar y detallar el impacto que queremos tener. Tiene cuatro elementos esenciales que incluyen:
- Los problemas sociales o medioambientales que queremos resolver.
- Las soluciones propuestas para resolver los problemas identificados.
- Los beneficiarios directos e indirectos involucrados en estos problemas.
- Los indicadores que podrían medir la consecución de dichas soluciones a nivel de output y outcome.
Por ejemplo, el Impact Management Project plantea un marco adicional que responde a 5 dimensiones de la teoría del cambio y nos ayuda a reflexionar dando un paso más en estos elementos:
What o el ¿qué?:
- ¿Qué problemas quiere resolver la organización? ¿Qué tan grave o importante es? ¿Se vincula con algún ODS?
- ¿Cuál es la solución propuesta para el problema? ¿Es innovadora? ¿Está probada?
Who o el ¿quién?
- ¿Quiénes se benefician del cambio?
- ¿Qué tan desatendida o marginada está actualmente esta población?
How much o ¿cuánto?
- ¿Cuál es la escala de la solución? ¿Qué relevancia tiene el efecto que genera para el público objetivo?
- ¿Qué cambia? ¿Qué importancia tiene el cambio para los beneficiarios?
- ¿Qué duración tiene este cambio?
Contribución:
- ¿Cómo contribuye la solución al problema respecto a otras existentes?
- ¿Qué indicadores medibles se pueden establecer para el proyecto?
- ¿Cómo coinciden estos indicadores con los propuestos por los ODS para el sector?
Riesgos:
- ¿Cuáles son los riesgos a tener en cuenta que pueden dificultar la ejecución del plan de impacto?
- ¿Existe mucho riesgo de que el impacto no se de o que haya otros impactos no deseados probables?

Responder a estas preguntas puede ser un buen primer paso para evaluar de qué forma lo está haciendo la organización. ¿Qué estrategia estamos siguiendo como organización para transformarnos?, ¿a qué ODS y métricas de impacto queremos responder?, ¿cómo vamos a participar en la transición a un planeta de emisiones netas cero?
Recordemos que en esto de la sostenibilidad y el planeta, estamos jugando a un juego infinito donde todos ganaremos o perderemos juntos.
