El foco y el FOMO corporativo

Martin Beitia
4 min readSep 2, 2021

La falta de foco es uno de los grandes males de las organizaciones modernas. Una vez una startup con la que trabajamos me dijo “no hay ninguna gran empresa de las que conozco que no tenga este problema de foco”. Pensaba que no, pero… ¡Qué razón tiene!

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Creo en parte que esta falta de foco viene por el optimismo, ya que solemos creer que se puede con todo porque tienen a mucha gente trabajando. Quién no ha tenido una conversación con sus superiores donde en una reunión algo parece totalmente prioritario y en la siguiente, lo comentado, ¡también lo es! Creemos que se puede hacer todo, pero subestimamos el esfuerzo y el tiempo que lleva desarrollar cada tarea y no nos damos cuenta de que al final casi siempre terminan siendo los mismos quienes están en la mayoría de los proyectos.

Además, tenemos que sumarle la interminable burocracia en las organizaciones modernas. Dedicamos más tiempo y energía en tratar de resolver trámites internos que en generar valor.

Tendemos a reunirnos para hacer catch-ups, contrastar y opinar. Innumerables reuniones para evaluar las acciones y no tanto tiempo para ejecutarlas. Esto en parte viene por una lejanía con el cliente. ¿Cuántos ejecutivos y gestores llevan sin hablar con su cliente semanas, sino meses? Si tuviésemos a los clientes presentes hay muchas cuestiones se resolverían en 5 minutos, ya que tendríamos muy claros los principales problemas y necesidades de nuestros clientes. Como dice este artículo de HarvardLos clientes son mejores estrategas que los managers”. Hagámosles caso.

Cada vez soy más fan de las sesiones con grupos más pequeños donde se resuelven temas de manera muy ejecutiva. Mejor empezar a invitar únicamente a aquellos imprescindibles, y luego compartir con el resto lo decidido. Siempre he sido muy fan de Jeff Bezos y su “Pizza Rule” — Cada equipo interno debe ser lo suficientemente pequeño como para poder alimentarlo con dos pizzas, para que las reuniones sean más eficaces al limitar el número de personas que participan -.

La alta participación, en parte se puede deber al FOMO corporativo, la sensación que observo en muchos, y trato de superar personalmente, está en que sentimos que si no estamos no nos enteramos o no creemos que no pasan las cosas.

En la misma línea, ¿cuántas veces se repiten reuniones porque la persona clave no ha podido ir o porque un superior ha faltado y no se puede tomar una decisión sin que lo vea?. Buscamos garantías para todo y por ello, a veces, tardamos más tiempo esperando la validación de una propuesta que en la elaboración de la misma. En estos casos, también siguiendo el ejemplo de Amazon, me gustaría fomentar más el “disagree and commit”, que significa que aunque no estés de acuerdo o no hayas podido estar en la reunión, estarás de acuerdo con lo que ha decidido el equipo, ya que confías en él y en su buen saber hacer.

Como acabo de mencionar, haríamos bien en dar una mayor confianza, autonomía y capacidad de autogestión a los equipos, descentralizando la toma de decisión. Si has contratado a las personas que conforman tu equipo, es porque en algún momento te han parecido buenos profesionales, por lo que sería conveniente dejarles hacer su trabajo.

Como gestor de personas, la clave está en saber en qué momento participar para poder maximizar tu aporte de valor. Dediquemos nuestro tiempo a alinear la visión y a definir una buena estrategia y después deja que se organicen para alcanzarlos.

En su libro “Good Strategy/Bad Strategy”, Richard Rumelt explica una buena estrategia como:

“Una buena estrategia hace más que impulsarnos hacia una meta o una visión. Una buena estrategia reconoce honestamente los desafíos que se enfrentan y proporciona un enfoque para superarlos.”

El resto del tiempo, más vale dedicarlo a asegurarse de que el equipo está bien y a desbloquear sus problemas para que puedan tener los medios y desarrollar su trabajo en condiciones óptimas.

Queremos cambio, ¿pero quién quiere cambiar? ¿En qué momento las grandes organizaciones se volvieron tan lentas? Todas las empresas han sido en algún momento dinámicas. Está en nuestra mano revisar la forma en la que trabajamos y tomamos decisiones para que no perdamos la frescura. “No seamos el viento que para nuestro avance; seamos la brisa que lo empuja”.

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Martin Beitia

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